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28 de enero de 2012

La cena , de Herman Koch


Bueno, bueno, bueno…. me parece que esta vez no voy a tener a mucha gente de acuerdo con mi opinión sobre este libro. Las críticas que he leído son buenas, es un libro que gusta e impacta pero a mi me ha dejado un poco “chascada”.
Va a ser difícil comentarlo sin desvelar nada interesante. Así que igual os resulta una reseña un poco sosa, pero vamos, más vale sosa que “cargarse “el libro, no?

En dos líneas el resumen es el siguiente: dos parejas, de clase media-alta quedan en un restaurante de lujo Amsterdam para hablar de sus hijos adolescentes de 15 años, los cuales pueden estar envueltos un gravísimo episodio de violencia.
La sinopsis del libro añade frases del tipo: “¿Hasta dónde es capaz de llegar un padre para encubrir a un hijo que comete un delito injustificable? ¿Debe prevalecer el instinto de protección paterna, o la lealtad  a unas normas sociales que garantizan la coherencia y la fortaleza del grupo?”

¿Pinta interesante, no? Un libro que abre un gran debate, que profundizará en las angustias de cualquier padre / madre digno de ser humano, nos mostrará una imagen de un hijo asocial, psicópata, o sencillamente criado en una sociedad sin valores, en un entorno falto de cariño, o… cual será la justificación (si es que hay justificación ) para tal comportamiento? ¿Será una cena al más puro estilo de Un Dios salvaje en el que aflorarán las miserias y carencias de los protagonistas? Pues todo eso me preguntaba yo emocionada cuando me compré el libro. 

¡Y vaya decepción!

Reconozco que empieza bastante bien, pero a medida que van pasando las hojas y la cena en cuestión, el libro, los personajes, los hijos y los padres, van perdiendo brillantez. Los personajes pierden fondo, se pasa a un plano hasta irreal, incoherente. Vamos, los puntos que para mí prometían en esta novela son los que menos han sido explotados o directamente se los han cargado.
Esta a años luz de Tenemos que hablar de Kevin (Lionel Shriver) o Todo cuanto amé (Siri Hustvetd), novelas que podríamos decir que tienen en común este tipo de temática. En contraste, son novelas muy profundas, con unos grandes personajes muy bien perfilados en los que se describen las emociones y los sentimientos de una manera excelsa (bueno, son dos de mis novelas preferidas así que me permito el gustazo de ensalzarlas de manera exagerada).

Evidentemente, para gustos colores pero para mi La cena ha sido una gran decepción, me esperaba bastante más. Y creo que el tema podría haber dado muchísimo más de sí. Me gusta tema de la maldad, la contradicción entre valores y actitudes, por eso me esperaba bastante más de esta novela. Y la verdad, me hizo pensar poco, llegué a una clara conclusión a la mitad de la novela, ratificada completamente cuando leí el final.

¿Algo positivo? Sí, engancha, se lee rápido y algunos de los pensamientos irónicos y bastante mordaces del personaje narrador de la historia son muy buenos.  

Y vosotros , que pensáis, ¿la habéis leído? 

22 de enero de 2012

Las uvas de la ira, de John Steinbeck

Un libro que llevaba tiempo en mi estantería, mucho tiempo. Me lo recomendó un ex compañero de trabajo hace por lo menos 6 años. En realidad me recomendó Germinal de Émile Zola y Las Uvas de la Ira de John Steinbeck.

Yo le hice caso y tal y cómo algunos ya habréis leído en el post en que comentaba el libro La Perla,  también de Steinbeck, lo pasé tan mal con Germinal que cuando lo acabé me quedé sin ganas de leerme algo del mismo calibre y por eso fui postergando la lectura de Las uvas de la ira.

Finalmente, después de leer comentarios tranquilizadores y con tanto entusiasmo como el de Carol sobre mi gran obra pendiente, me lancé (ja, ja , parece que habla de jugarme la vida y sólo estoy hablando hablo de leer un libro….)

Y bueno, que deciros!!! Vaya maravilla de libro. La verdad es que he disfrutado muchísimo pese a la tristeza, la miseria y la injusticia que se respira. Para el que no lo sepa, la temática del libro se centra en los movimientos migratorios que tuvieron lugar en EEUU sobre los años treinta, después de la Gran Depresión. Miles de familias agricultoras cuyas tierras eran reclamadas por los bancos, deciden emigrar hacia California, una tierra verde, con casitas blancas y en la que, según los panfletos que llegan a sus manos, hace falta mucha mano de obra para recoger la fruta.

La familia Joad es una de esas familias que decide ir en busca de un futuro y de una nueva vida. Una familia extensa, formada por tres generaciones, capitaneadas básicamente por la madre. Ella es la que toma las decisiones importantes cuando están hundidos, es la mantiene la frialdad y el temple. Un personaje de una dureza increíble.

Un libro en el que las injusticias, la explotación y la degradación del ser humano están a la orden del día. La necesidad de comer y de alimentar a unos hijos les lleva a aceptar condiciones laborales inhumanas a toda esta masa de personas que han dejado los recuerdos y parte de su vida al otro lado del país.

“¿Cómo podremos vivir sin nuestras vidas? ¿Cómo sabremos que somos nosotros si no tenemos pasado?”

“No se necesita valor para hacer una cosa cuando es lo único que puedes hacer”

Un libro que podríamos adaptar perfectamente a nuestra época, en la que los salario bajan dada la gran oferta de trabajadores existentes, en la que ciertas personas tiene que escoger entre su dignidad como trabajador o su necesidad de sobrevivir aceptando salarios vergonzosos. Una sociedad que no acepta a aquellos de fuera que vienen a buscar trabajo, provocando que la oferta aumente y que los salarios bajen. A aquellos pobres que vienen a quitarles el trabajo y las ayudas a los autóctonos, que van sucios, que están enfermos. El único que los acepta es el propietario / empresario que se frota las manos ante todas estas perspectivas de mano de obra barata. Pero después de frotarse las manos se intranquiliza porque también tiene miedo. Miedo de que ese conjunto de hombres que se saben explotados se junten, se pongan de acuerdo y puedan luchar.

“Y el hecho que siempre acompaña: cuando hay una mayoría de gente que tiene hambre y frío, tomará por la fuerza lo que necesita. Y el pequeño hecho evidente que se repite a lo largo de la historia: el único resultado de la represión es el fortalecimiento y la unión de los reprimidos.”

Un libro muy, pero que muy recomendable, con grandes reflexiones sobre los valores humanos y con análisis socioeconómicos muy interesantes.

Una buena manera de poner cara a los protagonistas de este libro es admirar algunas de las fotografías que realizó Dorothea Lange, fotógrafa que trabajaba para la Administración Federal fotografiando los efectos de la Gran Depresión. En 1936, en uno de los campamentos en los que se juntaban trabajadores agrícolas en espera de trabajo, tomó la la fotografía que dio la vuelta al mundo, Migrant Mother.

http://aprendersociales.blogspot.com/2009/02/la-madre-migrante.html
El relato de la autora con respecto a cómo fue tomada la fotografía es el siguiente:

Vi y me acerqué a la famélica y desesperada madre como atraída por un imán. No recuerdo cómo expliqué mi presencia o mi cámara a ella, pero recuerdo que ella no me hizo preguntas. No le pedí su nombre o su historia. Ella me dijo su edad, que tenía 32 años. Me dijo que habían vivido de vegetales fríos de los alrededores y pájaros que los niños mataban. Acababa de vender las llantas de su coche para comprar alimentos. Ahí estaba sentada reposando en la tienda con sus niños abrazados a ella y parecía saber que mi fotografía podría ayudarla y entonces me ayudó. Había una cierta equidad en esto.

Espeluznante, verdad? Para finalizar también le podremos música a este triste episodio de la historia. The ghost of Tom Joad , de Bruce Springsteen. La verdad es que no soy muy fan de este buen hombre pero esta canción en concreto sí que me gusta. Las imágenes del video valen la pena (aparecen más fotos de Dorothea Lange, entre otras de igual envergadura)


Muchas gracias a todos los que me animaron a leerlo, la verdad es que un gran libro sobre los valores humanos. Un tesoro. 

16 de enero de 2012

Man on wire

El 7 de agosto de 1974 (yo ni siquiera había nacido) el francés Philippe Petit se paseo entre las Torres Gemelas de Nueva York. ¿Cómo? caminando sobre un cable de acero. En 2008  Man on wire ganaba el Oscar al mejor documental. En él se explica cómo nació la idea (o más bien obsesión) por caminar entre las Torres del World Trade Center y cómo se logró llevar a cabo. Seis años de preparativos, cálculos e investigaciones permitieron a Philippe Petit realizar su sueño.

Este documental emitieron el otro día por la cadena  autonómica TV3 en el programa Sense ficció y la verdad es que me pareció tan espectacular que por eso me ha apetecido compartir una parte con vosotros.

Pero esta hazaña no la llevó a cabo Philippe solo. En el video aparecen los amigos que le ayudaron a lograrlo junto con la que era su novia entonces. Todos visiblemente emocionados al recordar esos momentos. Y no me extraña, por que a mí, sin haberlo vivido en directo ni haber formado parte, al ver las imágenes se me formaba un nudo en el estómago.  Son de una belleza incomparable. Es algo mágico. Es arte.


7 de enero de 2012

Y el ganador es....

¡¡¡Buenos días a todos!!! con las legañas aun en los ojos acabo de ejecutar random.org y ya tenemos ganador:



Y el número 8 pertenece a SHORBY con El libro de los conejitos suicidas 

¡¡Muchas felicidades!! 

En cuanto te pongas en contacto conmigo a través de elblogdeperkins@gmail.com procedo con el envío. 

¡¡Muchas gracias a todos por participar, ha sido un placer!!

5 de enero de 2012

El verano sin hombres, de Siri Hustvedt




Por lo que he ido leyendo en varios blogs, muchos lectores tienen una relación extraña con Paul Auster. Yo la tengo con su mujer, Siri Hustvetd. El primer libro suyo que me leí me encantó. Fue Todo cuanto amé. Un libro de esos que dejan huella, denso a trozos, muy íntimo, con unos personajes muy bien construidos, dulce, duro, complejo, doloroso. Bueno, de los mejores libros que he leído nunca y que aprovecho para recomendaros a todos.

Tiempo después apareció Elegía para un americano. El libro prometía pero no me gustó. La escritora es muy buena escritora pero el enfoque de la historia y la propia historia en sí me decepcionó bastante. Quizás el listón estaba muy alto…..

Así que se creó un paréntesis en nuestra relación. No me apetecía leer nada más suyo. Pero hace poco, cuando fui a comprar algunos regalos de Navidad, lo vi. El verano sin hombres.  Decidí darle una nueva oportunidad y lo compré, había pasado bastante tiempo y quizás la sombra de Todo cuanto amé se había desdibujado un poco.

La protagonista de El verano sin hombres es Mia, una mujer a la que su marido, Boris, un científico reputado, la acaba de dejar por una francesa más joven alegando que desea una pausa en su matrimonio tras 30 años de convivencia.

“Poco tiempo después de que él dijera la palabra pausa me volví loca y tuvieron que ingresarme.” 

Con esta frase empieza el libro. Una vez Mia sale del psiquiátrico decide ir a pasar una temporada al lugar donde creció, un  pueblo en Minnesota en el que vive su madre octogenaria y en el que decide refugiarse. Allí conocerá a las amigas de su madre, estableciendo una relación muy especial con Abigail, una viejecita muy particular con unas premisas muy claras sobra la vida que considera que renunciar a los propios deseos es una aberración

Mia también dará clases de poesía a unas adolescentes con relaciones conflictivas entre ellas que le harán recordar ciertas situaciones de su pasado y compartirá confidencias con su vecina Lola, una joven madre con un, digamos, un visceral marido y dos encantadores hijos pequeños.

Es una novela muy bien escrita, con frases que invitan a reflexionar.

“Yo misma me preguntaba por qué lo amaba. Si Boris me hubiese dejado a los dos años de convivencia o incluso a los diez, el daño hubiese sido bastante menor. Treinta años es mucho tiempo, y un matrimonio se anquilosa de tal forma que adquiere un carácter casi incestuoso y un complejo ritmo de sentimientos, de diálogos y de asociaciones.”

Un libro que delante de una situación en la que una mujer es abandonada por su marido, inspira y transmite calma, nada de tragedias, nada de desenfrenos propios del post abandono, sólo calma y reflexión y una vida que continúa, conociendo gente nueva de todas las edades, resolviendo conflictos y enfrentándose a otros. La calificaría como “un paseo”, algo tranquilo que fluye.

Quizás me esperaba más, aunque sinceramente no sé deciros tampoco qué más. Más intensidad, no sé...pero la novela no me ha disgustado. Hombre, para mi no es la novela del año pero tiene mayor valoración (para mi) que Elegía para un americano y bueno, esto hace que me haya reconciliado un poquito con Siri Hustvedt. Soy capaz de volver a apreciar su prosa pese a que a veces no me guste la historia y este libro ha hecho que tenga ganas de leer La mujer temblorosa. Libro que nació a raíz de unos temblores que la autora sufrió mientras hablaba en un homenaje que le hacían en la universidad a su padre. 

therumpus.net

Según la editorial Anagrama: “Ésta es la lúcida crónica de la búsqueda de un diagnóstico y que hará que la es­critora se interne en los vericuetos de la psiquiatría, la neurología y el psicoanálisis. “

Pinta bien, no? Os dejo un link a una entrevista publicada en el periódico La Vanguardia y que es bastante interesante.

Saludines!